Una vez más, Carlos Garrido nos regala como cada domingo su buen hacer en periodismo y nos cuenta un pedazo de la historia de las cafeterias de Palma.
Esta semana ha tocado la cafetería Longarone, de la cual hice mención no hace mucho, y nos explica su origen, y lo que es más curioso, de donde viene su nombre.

No os lo perdais 🙂

Sumplemento La Almudaina Diario de Mallorca, 15 febrero 2009. Carlos Garrido.

El destino es el arquitecto final de muchas empresas humanas. Y, si
miramos hacia atrás, a veces resultaba casi imposible saber lo que iba a suceder. Apliquemos esta regla a la historia de los bares.
¿Quién le hubiera dicho a Ricard Graells que, después de sus experiencias de joven en la hostelería de la Costa Brava y su taller metalúrgico en Cataluña, iba a acabar trajinando chufas en Mallorca? Esta peripecia humana explica la historia de un establecimiento
muy conocido: el Longarone de la Vía Roma, justo enfrente de la Clínica Rotger.
Nacido en Olesa de Monserrat y cansado de trabajar en su taller, un día Ricard y su esposa, Maria Teresa, deciden tomarse unas vacaciones. Escogen Mallorca y recalan en el hotel Playa Golf del Arenal. Mientras su mujer se queda en las reuniones y bailes del hotel, Ricard sale a pasear por la zona turística. Piensa: “Aquí hi ha diners a ganar”. Era el año 1983. Acompañados por un amigo, comienzan a recorrer la isla y se dejan vencer por el gusanillo
de abrir aquí un negocio. Encuentran un local en la Avinguda Argentina 91, que era de Francisco Aguiló. Una heladería que, a causa de problemas de salud, no podía atender. La cogen. Así, de pura chiripa, empieza toda una saga. Al primer Longarone, especializado sobre todo en helados, le sigue un año después el de Sant Miquel, y en 1987 el de Vía Roma. Finalmente, el primero cierra y quedan los otros dos.
Todos nos preguntamos qué significa Longarone. Y tiene una historia. Es una localidad situada a unos 100 km. de Venecia que en 1963quedó arrasada por el desbordamiento de una presa, en lo que se conoce como “el desastre de Vajont”. El Gobierno italiano, para promover su reconstrucción, monta a partir de entonces en ese lugar las exposiciones de maquinaria de helados. Por lo que Longarone acaba siendo un sinónimo de buen helado. Ricard y Maria Teresa
inician esta aventura con mucho tesón y sacrificio. Porque los helados, que al principio eran el fuerte, van decayendo a causa de las
grandes superficies. Entonces han de renovar la oferta, y se orientan hacia la cafetería. Como novedad, Ricard decide fabricar horchata.
Pero no tenía ni idea de cómo hacerlo, y se encuentra con un montón de problemas. “Vaig consultar a tothom. Un problema molt
greu és el sanitari, és un producte que es fa malbé de seguida i la xufa és molt difícil de netejar”. De manera que aquel antiguo empresario metalúrgico acaba resolviendo problemas relativos a la limpieza de la chufa y a la correcta conservación de la horchata. El resultado se nota. Su horchata, completamente artesanal y fabricada con chufas de Algaida (Valencia), es de las mejores de la Ciudad. El Longarone de Vía Roma se abrió en el local del antiguo Bar Roma. Se beneficia del crecimiento de la clínica vecina. Instaura una estética especial a base de globos de luz, zócalos azules, mesas y sillas de mimbre. Todo muy “ochentero”. Por el bar, aparte de innumerables pacientes y familiares de la clínica, ha pasado gente importante
como Michael Douglas, Sara Montiel o José María Ruiz Mateos. Además de la horchata y los helados, sus productos más apreciados son los “croissants” y los “quartos”. Es una mezcla afortunada de chocolatería, heladería y cafetería. Con una espléndida terraza
en plena Vía Roma muy agradable en los meses de verano.