No seré yo quien os recuerde las maravillas de la cocina italiana pero lo que sí que haré será compartir con vosotros una “ispirazione italiana” balearizada que me he marcado hoy.
La “ispirazione” viene de un maravilloso Carpaccio que me zampé días atrás. Pero como me gusta darle un puntito “de aquí” a mis cosas, no me he cortado ni un pelo y he hecho mi versión y, no os mentiré, porque no tenía carne para Carpaccio, que no descarto aliñar de la misma forma.
Ingredientes:
Tomate maduro pero bien firme
Rúcula
Queso mahón muy curado
Pimienta negra
Sal
Aceite de oliva virgen
Café fuerte
Miel
Para empezar pelaremos los tomates y los cortaremos en rodajas lo más finas que podamos. Reservamos.
Lavamos la rúcula y la secamos con papel de cocina.
Con un pelador, laminamos finamente el queso curado.
Montamos el plato colocando las rodajas de tomate cubriendo la base del plato, encima dejamos caer la rúcula y acabaremos colocando el queso.
Por otro lado, en un vaso, pondremos el aceite y el café acabado de hacer (la proporción de aceite y café será de 3 partes de aceite por dos de café) y añadiremos media cucharadita de miel. Removeremos fuertemente con una cuchara para que se emulsionen los ingredientes y aliñaremos nuestro Carpaccio vegetal.
Para terminar, salpimentaremos el plato al gusto.
Para que os hagáis una idea de lo rico que está el aliño de café os diré que he rematado la faena con unos barquitos de pan rebañando el plato.
Si es que está claro: Italia es el centro de la inspiración cafetera una vez más.